Cómo me gustaba el braserito de picón!!
Tengo en mi retina como mi padre se ponía en nuestro corral de Rosalejo con el cartón de huevos, el picón, la badila y la ceniza sobrante del día anterior y en menos de cinco minutos el brasero estaba listo.
Qué agustito se estaba y qué calor más rico desprendía la faldilla. No os quiero ni contar la cantidad de zapatillas de estar en casa por no decir zapatos y botas que yo he estropeado, pues de tanto que siempre me he querido calentar las suelas han sido encogidas por el calor e imposible de recuperar.
Por mucho que ahora tengamos calefacción y radiadores, el estar bajo la faldilla alrededor de la mesa camilla es una cosa que añoro y que echo en falta durante todos los inviernos. No descarto algún día, en el que en mi casa me dejen poner una y poder sentirme como en aquellos tiempos.
Qué pena, que ya no oigamos por las calles de nuestros pueblos, tan a menudo:
EL PICONEROOOOO, o también EL ALFILADOOOOOR
Buen sábado y a disfrutar!!!!
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