Voy a empezar con mi estado:
Aburrida del invierno
Aburrida de la lluvia
Aburrida de estar en casa
Aburrida de no ser valorada
Aburrida de la " P" casa
Aburrida de mi negatividad....
Aunque cuando me pongo transcendental, cambio la palabra "Aburrida" por:
Afortunada por tener salud
Afortunada por tener amig@s incondicionales
Afortunada por sentirme querida
Afortunada por ser madre
Afortunada por ser esposa
Afortunada por ... infinitas cosas.
Os propongo leer la siguiente reflexión:
Es un artículo de Pedro Simón:
"Te tropiezas con un balón de espuma y encuentras un muñeco bajo el sofá.
Giras el grifo del lavabo y descubres que anida un pato de goma. Abres
la sandwichera y ahí están, achicharrados, tres cromos del Osasuna.
A veces maldigo este caos de casa tumultuosa con niños. Pero sé que
algún día maldeciré todo el orden a solas que vendrá después.
Vuestros libros ordenados, pero sin ser abiertos. Vuestras camas hechas,
pero frías. Los platos pulcramente recogidos en la alacena, pero sin
nadie con quien comer.
Tener hijos y salir a la calle es como llegar a la ceremonia de los
Oscar de sobrado con dos estatuillas bajo el brazo, una hora antes de
que empiece la entrega de premios: sabes que te los has ganado seguro.
Tener hijos es pisar la acera a las ocho y media con toda la gimnasia
hecha: los abdominales del estrés, las flexiones del 'no se puede', el
pilates del 'haz lo que debes', el yoga del 'aprovecha el tiempo', los
lumbares de la desobediencia y de la sinrazón. En tan solo media hora,
mientras te aseas. Así que cuando sales al mundo adulto ya no te acojona
nada y todo te preocupa lo justo.
Para convención popular, la que montas un domingo lluvioso en casa con los amigos de tus hijos.
Para dimisión irrevocable, la que te presentan cada día que les pones verduras.
Para exclusiva, la de que el pequeño tiene otra novia y no hace declaraciones.
Para 'share', la audiencia que os da mamá durante la cena, siempre con un cuento delante.
Para traición, la mía, que nunca estoy; la vuestra, que habéis preferido la Play a las chapas.
Para problemas laborales, los que me da esa ortografía en huelga y sin servicios mínimos.
Para inflación, la de los besos de Martín, que cada vez los vende más caros.
Para crisis, la que acontece cuando se acaba el verano.
Me lo enseñó una tarde mi abuela, que lo llevaba escrito en un
marcapáginas y leía una novela de Capote, eso de que los legados más
importantes que los padres y las madres pueden dejarles a sus hijos son
dos: uno son las raíces; el otro, las alas.
Algún día regresaré a casa tarde a causa del trabajo (o de la falta del
mismo). Abriré la puerta del salón y todo estará en orden. Será que
habéis volado, vaya. Entonces echaré en falta la felicidad que era este
perfecto desorden."
Pues eso, disfrutemos chic@s de nuestros peques que en breve como se dice en mi pueblo "nos darán la patá".
Y para desearos buen FINDE:
CARPE DIEM mi genteeeee!!!!!