Últimamente hablamos y recordamos cómo eras de pequeño. Relatamos lo que te gustaba, lo que llorabas de bebé, lo que sonreías, cuando empezaste a andar, tus abrazos....
Pero nunca te he dado las gracias por tanto. Nunca pude imaginar lo eternamente agradecida que le estoy a la vida por poder sentirte cada día, poder mirarte, poder abrazarte, poder decirte un "te quiero".
Gracias grandullón por abrirnos tu corazón de esa manera tan generosa, sin pedir nada a cambio.
Infinitas Felicidades para hoy y siempre!!!