Primero pediros perdón por tener dejada mis entradas.
Os resumo un poco mis últimos quince días.
El pasado día 31 de agosto nació mi sobrino Mario, en Madrid.
Se hizo de rogar pues el parto fue programado y la oxitocina tardó en hacer efecto.
He de deciros que fue un momento inolvidable y lleno de muchísima emoción y alegría.
No se nos olvidará nunca la salida de quirófano de mi hermano, primero seguido de Beti y el pequeño tumbado sobre ella.
Para mi ha sido un momento muy especial y tengo que dar desde aquí las gracias a Jesús y a Beti por hacernos partícipies de esos instantes y dejarnos estar presente disfrutando de ver la carita al peque.
He de decir que Mario va cumplir añitos el mismo día que Sofía, mi amiga del alma y si antes era importante este día , pues ahora lo será más.
Ya estamos en Mérida, y deseando de volver a la normalidad y a la rutina.
Ya el viernes 14 empieza el cole y los niños están deseando y yo más, por supuesto.
Desde aquí muchos besotes y vamos a tomar fuerza para empezar y coger el ritmo lo antes posible.